19 setiembre 2006

Óptica

Observa lo fácil que es engañar a tu vista.

Fija tu mirada en el punto verde del centro. Nota que los puntos amarillos desaparecen, ya sea uno, dos o los tres al mismo tiempo. En realidad, los puntos amarillos nunca dejan de verse, ¡en serio!. Puedes hacer que vaya más rápido o despacio con los botones direccionales. Con la ceguera inducida por movimiento todo desaparece, aunque la velocidad sea muy lenta.

Para verlos de nuevo, no falta más que parpadear o mover la mirada.






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